domingo, 29 de abril de 2012

Las abundantes riquezas

Nuestro estudio y profundización en este período sigue un itinerario bien pensado. Está articulado principalmente según el contenido de las Constituciones y abundantemente enriquecido por los textos de Don Alberione y de Maestra Tecla. Después de los ejercicios basados sobre la historia de nuestras Constituciones y sobre los artículos introductivos, hemos continuado la profundización de las partes que se refieren a cada uno de los aspectos de nuestra vida consagrada: los votos religiosos, la comunión fraterna, el apostolado, la oración, la administración... Cada tema ha sido presentado siempre por una de nuestras hermanas (por ejemplo Sor Filippa Castronovo, Sor Pina Riccieri, Sor Anna Caiazza, Sor Anna Maria Parenzan…). Luego, en base a los contenidos presentados siguen los trabajos individuales o de grupo y los resultados de esta profundización son presentados después "creativamente" en asamblea. Todas, pero sobre todo aquellas de nosotras que antes no sabíamos italiano, han apreciado realmente mucho la posibilidad de gustar directamente los textos originales de nuestro Fundador y de nuestra Cofundadora. Los trabajos de grupo a través del intercambio recíproco nos han ofrecido, además, la posibilidad de conocer realidades culturales diversas de las cuales proveníamos y comprender aún mejor la "misionariedad" de nuestra congregación, el hacerse "todas para todos", el inculturar el Evangelio para que corra y sea comprendido en cada latitud y longitud. 

Tiempo abundante y especialmente "precioso" para todas nosotras. Además, se ha dedicado tiempo a la presentación del itinerario de santidad paulina, es decir, a nuestra conformación a Cristo como está presentado en el texto del Donec formetur Christus in vobis de Alberione. El contenido ha sido presentado y explicado por el Padre Guido Gandolfo, ssp. El Padre Guido, no fue el único docente que no pertenece a nuestra Congregación; hemos agradecido mucho, también la presencia de dos Pías Discípulas del Divino Maestro (Sor Joseph Oberto y Sor Cristina Cruciani) que nos han presentado la devoción a Jesús Maestro, a la Reina de los Apóstoles y a San Pablo como base de la espiritualidad paulina y nos han ayudado a mirar de modo nuevo la respectiva iconografía.

El único tema presentado por uno que no pertenece a la Familia Paulina ha sido el del Bautismo y de la Consagración religiosa en el pensamiento de los Padres de la Iglesia. La lección de la prof. Maria Grazia Bianco (Misionera de las Escuelas) para nosotras ha tenido el efecto de un verdadero y propio retiro espiritual. Preparadísima, convincente, en sus palabras, mucha sabiduría "humana" y "vida vivida". Nos hemos sentido veramente felices del llamado del Señor a seguirlo consagrándonos a Él. ¡Que nuestro "SÍ" sea siempre vida en plenitud y a altísima tensión!

Fuente:
Curso de preparacion a la profesion perpetua.
Abril 2012

sábado, 21 de abril de 2012

La memoria del Padre Bernardo Antonini

El 27 de marzo se celebró el décimo aniversario de la muerte del Siervo de Dios, Padre Bernardo Antonini, verdadero apóstol las antiguas Repúblicas soviéticas.

En la ciudad de Verona y en su pueblo natal se llevaron a cabo eventos culturales y religiosos. Numerosa la participación paulina. Además del Padre Domenico Cascasi, ex Delegado del Instituto Jesús Sacerdote y del Padre José Antonio Pérez, Postulador general de la Familia Paulina, estaban presentes las Hijas de San Pablo, algunas Anunciatinas y, sobre todo, varios miembros del Instituto Santa Familia. Todos hablaron del Padre Bernardo como de un grande e incansable apóstol, deseoso de llegar a todos.

Su vocación “paulina” en el Instituto Jesús Sacerdote, desde 1977, lo ha hecho más íntimamente partícipe de la misma pasión por Cristo y por las almas que han tenido san Pablo y el beato Santiago Alberione, viviendo la centralidad de Cristo y la urgencia de llevar el Evangelio a todo el mundo de hoy y con los medios de hoy, con una tierna devoción a María, Reina de los Apóstoles, a quien él amó y oró durante toda su vida.


domingo, 15 de abril de 2012

Diálogo de Dios misericordioso con el alma que sufre

– Jesús: Oh alma, te veo tan doliente, veo que ni siquiera tienes fuerzas para hablar Conmigo. Por eso te hablaré sólo Yo, oh alma. Aunque tus sufrimientos fueran grandísimos, no pierdas la serenidad del espíritu ni te desanimes. Pero dime, niña Mía, ¿quién se ha atrevido a herir tu corazón? Dímelo todo, dímelo todo, sé sincera al tratar Conmigo, descubre todas las heridas de tu corazón, Yo las curaré y tu sufrimiento se convertirá en la fuente de tu santificación.

– El alma: Señor, mis sufrimientos son tan grandes y diversos y duran desde hace tanto tiempo que el desaliento ya empieza a apoderarse de mí.

– Jesús: Niña Mía, no puedes desanimarte; sé que confías en Mí sin límites, sé que conoces Mi bondad y Mi misericordia. Así pues, hablemos, detalladamente de todo lo que pesa más sobre tu corazón.

– El alma: Tengo tantas cosas variadas que no sé de qué hablar primero ni cómo expresar todo esto.

– Jesús: Háblame simplemente, como se habla entre amigos. Pues bien, niña Mía, ¿qué es lo que te detiene en el camino de la santidad?

– El alma: La falta de salud me detiene en el camino de la santidad, no puedo cumplir mis obligaciones, pues, soy un sufrelotodo. No puedo mortificarme ni hacer ayunos rigurosos como hacían los santos; además no creen que estoy enferma y al sufrimiento físico se une el moral y de ello surgen muchas humillaciones. Ves, Jesús, ¿cómo se puede llegar a ser santa en tales condiciones?

– Jesús: Niña, realmente todo esto es sufrimiento, pero no hay otro camino al cielo fuera del Vía Crucis. Yo Mismo fui el primero en recorrerlo. Has de saber que éste es el camino más corto y el más seguro.

– El alma: Señor, otra vez una nueva barrera y dificultad en el camino de la santidad: por ser fiel a Ti me persiguen y me hacen sufrir mucho.

– Jesús: Has de saber que el mundo te odia, porque no eres de este mundo. Primero Me persiguió a Mí, esta persecución es la señal de que sigues mis huellas con fidelidad.

– El alma: Señor, me desanima también que ni las Superioras ni el confesor entienden mis sufrimientos interiores. Las tinieblas han ofuscado mi mente, pues, ¿cómo avanzar? Todo esto me desanima mucho y pienso que las alturas de la santidad no son para mí.

– Jesús: Así pues, niña Mía, esta vez Me has contado mucho. Yo sé que es un gran sufrimiento el de no ser comprendida y sobre todo por los que amamos y a los cuales manifestamos una gran sinceridad, pero que te baste que Yo te comprendo en todas tus penas y tus miserias. Me agrada tu profunda fe que, a pesar de todo, tienes en Mis representantes, pero debes saber que los hombres no pueden comprender plenamente un alma, porque eso supera sus posibilidades. Por eso Yo mismo me he quedado en la tierra para consolar tu corazón doliente y fortificar tu alma para que no pares en el camino. Dices que unas tinieblas grandes cubren tu mente, pues, ¿por qué en tales momentos no vienes a Mí que soy la luz y en un solo instante puedo infundir en tu alma tanta luz y tanto entendimiento de la santidad que no aprenderás al leer ningún libro ni ningún confesor es capaz de enseñar ni iluminar así al alma? Has de saber además que por estas tinieblas de las que te quejas, he pasado primero Yo por ti en el Huerto de los Olivos. Mi alma estuvo estrujada por una tristeza mortal y te doy a ti una pequeña parte de estos sufrimientos debido a Mi especial amor a ti y el alto grado de santidad que te destino en el cielo. El alma que sufre es la que más cerca está de Mi Corazón.

– El alma: Pero una cosa más, Señor: ¿qué hacer si me desprecian y rechazan los hombres, y especialmente aquellos con quienes tuve derecho de contar y además en los momentos de mayor necesidad?

– Jesús: Niña Mía, has el propósito de no contar nunca con los hombres. Harás muchas cosas si te abandonas totalmente a Mi voluntad y dices: Hágase en mí, oh Dios, no según lo que yo quiera sino según tu voluntad. Has de saber que estas palabras pronunciadas del fondo del corazón, en un solo instante elevan al alma a las cumbres de la santidad. Me complazco especialmente en tal alma, tal alma Me rinde una gran gloria, tal alma llena el cielo con la fragancia de sus virtudes; pero has de saber que la fuerza que tienes dentro de ti para soportar los sufrimientos la debes a la frecuente Santa Comunión; pues ven a menudo a esta fuente de la misericordia y con el recipiente de la confianza recoge cualquier cosa que necesites.

– El alma: Gracias, oh Señor, por tu bondad inconcebible, por haberte dignado quedarte con nosotros en este destierro donde vives con nosotros como Dios de la misericordia y difundes alrededor de Ti el resplandor de Tu compasión y bondad. A la luz de los rayos de Tu misericordia he conocido cuánto me amas.

sábado, 7 de abril de 2012

Domingo de resurrección. El secreto de la piedra retirada

Para mi oración

Levanto mis ojos
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde vendrá mi auxilio?
Mi auxilio viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No te dejará caer, tu guardián no duerme,
no duerme ni reposa el guardián de Israel.

El Señor es tu guardián, tu sombra protectora
no te herirá el sol, ni la luna de noche.

El Señor te protege de todo mal,
él protege tu vida:
él te protege cuando sales y cuando regresas,
ahora y por siempre. Amén

Para mi reflexión

«¿Quién nos retirará la piedra de la entrada del sepulcro?» (Mc 16,3). Esta es la gran pregunta de la mañana de Pascua. Una pregunta que siempre recorre la historia de la humanidad. Las mujeres fueron muy de madrugada con los perfumes aromáticos para poner “fin” a los días del Nazareno con la máxima dignidad y honor. Pero el salir del sol indica ya el inicio de un tiempo nuevo. Un tiempo sin precedentes, nunca esperado y nunca ocurrido antes: ¡el tiempo de Dios! Dios interviene cuando ya no osamos esperar en la vida, cuando tocamos con la mano nuestra fragilidad, cuando ya no estamos en grado de abrirnos a las sorpresas del futuro. De hecho, nadie podrá ya retirar “aquella piedra”. Pero para quien tiene la osadía de levantar la mirada, alguna cosa sucede...

«Pero al mirar, observaron que la piedra había sido ya retirada, a pesar de ser muy grande» (Mc 16,4). Levantar la mirada es el verbo que narra el secreto de la piedra retirada (del griego anablepō: mirar hacia arriba, recuperar la vista, ir más allá de las apariencias). Sólo cuando nuestra mirada tiene la valentía de elevarse hacia lo alto, es decir, hacia Dios, el horizonte se ensancha, lo imposible se hace posible, el mirar se convierte en ver, lo invisible se hace visible, la muerte se transforma en vida y el encuentro se transforma en amor. La mirada misma de Jesús seguirá siendo para nosotros muy elocuente: «Luego, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: “¡Effatha!”, que significa: “¡Ábrete”» (Mc 7,34).

Datos personales

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Estudiante de Lic. en Administración de Empresas en la Mención de Informática de la UNESR. Lider del departamento de Atención al Cliente de Tecnología Cima 24, CA. Amante de las carreras, la natación y el Mar.