Terminé los estudios y una compañera del pueblo, que había entrado con las hermanas Paulinas, me escribió una carta para ver si me animaba; pero yo quería estudiar para maestra porque quería ayudar un poco a mi familia, que era humilde. Además había un muchacho que me gustaba y que me estaba cortejando; pero sentía que mi vida no estaba destinada al matrimonio. Un sacerdote que me acompañó durante mi discernimiento, bueno mientras pensaba la cosa, me ayudó mucho a clarificar. Luego mi pregunta se volvió de ¿será este muchacho? A ¿Cuál será mi vocación, será que sirvo para ser hermana Paulina? Así pasó el tiempo, y al terminar mis estudios de maestra, como a los 19 años, decidí entrar con las hermanas Paulinas, quienes me recibieron muy afectuosamente y con mucho cariño me integré en la comunidad. Eso fue en el año 1939….ya hace un tiempito….
En el año 1942 hice mi primera profesión, muy significativa porque estábamos en un contexto de guerra. Terminé mis votos temporales en 1947, cinco años después, y me integré a la comunidad de Grotta Ferrata como asistente de la Maestra de novicias. Luego estuve en las comunidades de Verona y Milán.
En el año 1950 me incorporé a España, comunidad que estaba ya fundada hace 6 años; realmente duré en ese lindo país 12 años, de Superiora en Barcelona unos 6 años y otros 6 años en Madrid. Posteriormente me integré a Roma en los meses de agosto a Junio (casi un año) trabajando junto a la P. Maestra Tecla en el “uficcio”.
Por las múltiples necesidades que tenían las nuevas fundaciones de América Latina, me destinaron a Bolivia para ayudar un poco; pues yo conocía el idioma y se me sería sencillo integrarme. Ahí permanecí un año.
Luego me pidieron el servicio de nuevo de ser superiora de Argentina, y duré en ese país 18 años –claro, no duré 18 años de superiora! Jajajaja- Y con la nueva señalación resultó electa Anna María Killing, una joven hermana que prometía mucho y que contribuyó y sigue contribuyendo en ese país.En el Año 1981 fui destinada a Venezuela, que hoy en día es mi “segundo hogar”.
Fui Superiora Delegada de Venezuela por unos 6 años, he acompañado a mucha gente, he sido maestra de novicia y de junioras. Venezuela es un país al que quiero mucho y en el cual he echado raíces. Si mis familiares hoy en día están en Italia, hoy en Venezuela están mis hermanas.
Me interesa su gente, sus problemas y todo de él. Y hoy sigo aquí, viejita, ayudando un poco en la administración central, rezando por los problemas de Venezuela, y dando mi pequeño aporte a la delegación.
Quisiera morir acá; si mis superiores me lo permitieran… por ahora permanezco con la gracia de Dios aquí animando a mis hermanas en las dificultades y animando a las jóvenes a seguir este bello camino que Dios me ha trazado, me ha propuesto y yo he aceptado.
Mi oración diaria la dirijo a Dios para que cada día haya más jóvenes generosas que dediquen su vida a esta grande y hermosa vocación. Sor Lucía Monterúmicci, Hsp
No hay comentarios:
Publicar un comentario