Queridas hermanas:
Con gran alegría y profunda gratitud al Señor, entramos en el año dedicado por el Santo Padre al ministerio sacerdotal, con ocasión del 150° aniversario de la muerte del santo Cura de Ars, Juan María Vianney, a quien el Papa proclamará “Patrono de todos los sacerdotes del mundo”. Este nuevo tiempo jubilar se abrirá el 19 de junio de 2009, fiesta del Sagrado Corazón. Una jornada de santificación sacerdotal que se cerrará exactamente un año después. Para la comunidad creyente, serán 365 días para reflexionar sobre la fidelidad de Cristo a su Iglesia y a toda la humanidad y sobre la fidelidad del sacerdote y de todo buen “administrador” (cf. 1Cor 4,2). Será un signo transparente y fecundo, profecía para la humanidad de nuestro tiempo y eficaz “promoción vocacional”.
Es muy significativo que el Año Sacerdotal inicie mientras se cierra el Año Paulino (29 junio próximo), dentro de un ideal paso de testimonio y de un providencial camino de continuidad.
Queridas hermanas siento la necesidad de considerar con ustedes la “riqueza de gracia” que ha sido para la Iglesia, para la Familia Paulina y para nosotras Hijas de San Pablo, este tiempo dedicado al gran Apóstol de los gentiles, “el Padre de la Congregación, el modelo de nuestro vivir en Cristo y el inspirador de la misión” (Const 3).
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