
Estas cuatro ruedas que activan y mueven al ser humano en su totalidad son: oración, estudio, apostolado y pobreza. Todas estas dimensiones vocacionales de la vida cristianas, cuya vivencia de manera unitaria llevan al ser humano a alcanzar la plenitud.
Estas “ruedas” deben constituir el eje de las actitudes del ser humano, y deben ser el punto central al momento de confrontación con la Palabra, durante el examen de conciencia y con el director espiritual. Los cuatro elementos como actuando a modo de “alineación y balanceo” para que el vehiculo sea confiable, estable, seguro, es decir, para que se desarrolle e plenitud la persona a través de la vivencia del mandamiento del amor.

Estudio: Vivir una actitud que nos permita aprender de todo, no por un deseo desordenado de aprender, sino como vía para alcanzar a Dios. Un aprendizaje que nos lleve a concebir “la mente de Cristo”. Es preciso una mete “puesta al día”, reflexiva, profunda, que examina todo y se queda con lo bueno, absteniéndose de todo mal.
Pobreza: Alberione descubre en la pobreza un potencial de crecimiento y transformación en Cristo: Se está contento, se posee la dicha cuando se llega al despojo total, a la perfección de la pobreza. “Feliz quien puede decir en el ocaso de su vida “Jesús solo!”(RA 12, 1957).
Apostolado: Una dimensión que es inherente a todo cristiano quien es misionero, testigo o apóstol. Esta dimensión que se refiere al trabajo, apunta de forma incisiva sobre una vida que transparenta lo que vive. A través del apostolado, Dios continúa creando y redimiendo al mundo.

Esta rueda (Apostolado) exterioriza la eficacia del estudio, de la oración y la pobreza. Es la “antena transmisora” que comunica al mundo los valores que la persona ha asumido y vive – o busca vivir – en plenitud. Esta rueda permite vivir unitariamente las dimensiones del Carro Paulino.
En la práctica, el “carro” que somos cada uno está dotado de libertad personal y debemos colaborar con Cristo (restaurador del carro) si queremos recuperar y vivir la unidad de nuestro ser, para llegar a ser “el hombre integro en Cristo”.
Fuente:
El carro paulino. Juan M Galaviz H SSP.
Alguien como tú. Verónica De Souza, fsp.
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