Un pueblo con cultura de valores es la voz de Dios cuando se levanta para gritar.
“La voz del pueblo es la voz de Dios”. (Alcuino, monje anglosajón)
Esta frase es verdadera cuando el pueblo está cultivado en los valores de la vida. Si no está cultivado, puede armar mucho jaleo, tumultos, gritos y, entonces, su voz es la expresión de la muchedumbre, “chusma”, y de quienes les halagan en sus manifestaciones. Ahora bien, un pueblo con cultura de valores es la voz de Dios cuando se levanta para gritar, como por ejemplo, para protestar contra la ley del aborto del parlamento.
No puede haber autoridad humana que dictamine, por ley, la muerte de los niños en el vientre de sus madres. Ni tú ni yo estaríamos aquí ahora si nuestra madre, por capricho y por darse de “progre”, nos hubiera matado. ¿Qué vale más: la vida o la muerte?
Los partidos políticos están en el parlamento con sus parlamentarios para defender los derechos de la persona. Y el niño de tres meses, aunque no haya nacido todavía a la luz de este mundo, es persona. Como lo eres tú ahora.
ORACIÓN: Dios, autor de la vida. No permitas que nuestro país, por intereses de algunas mujeres y algunos hombres sin consideración, aprueben una ley que va contra la humanidad y tus designios sobre ella.
Mételes en su conciencia de que serán responsables, a pesar del aire de su malentendido “progresismo”, de la muerte de muchos niños inocentes. Haz que desaparezca el tráfico de fetos abortados para las empresas de cosmética. Su voz no es la del pueblo. Es la de sus malas entrañas.
Esta frase es verdadera cuando el pueblo está cultivado en los valores de la vida. Si no está cultivado, puede armar mucho jaleo, tumultos, gritos y, entonces, su voz es la expresión de la muchedumbre, “chusma”, y de quienes les halagan en sus manifestaciones. Ahora bien, un pueblo con cultura de valores es la voz de Dios cuando se levanta para gritar, como por ejemplo, para protestar contra la ley del aborto del parlamento.
No puede haber autoridad humana que dictamine, por ley, la muerte de los niños en el vientre de sus madres. Ni tú ni yo estaríamos aquí ahora si nuestra madre, por capricho y por darse de “progre”, nos hubiera matado. ¿Qué vale más: la vida o la muerte?
Los partidos políticos están en el parlamento con sus parlamentarios para defender los derechos de la persona. Y el niño de tres meses, aunque no haya nacido todavía a la luz de este mundo, es persona. Como lo eres tú ahora.
ORACIÓN: Dios, autor de la vida. No permitas que nuestro país, por intereses de algunas mujeres y algunos hombres sin consideración, aprueben una ley que va contra la humanidad y tus designios sobre ella.
Mételes en su conciencia de que serán responsables, a pesar del aire de su malentendido “progresismo”, de la muerte de muchos niños inocentes. Haz que desaparezca el tráfico de fetos abortados para las empresas de cosmética. Su voz no es la del pueblo. Es la de sus malas entrañas.
Autor: P. Felipe Santos SDB
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