1) Ambientar la lectura
La lectura del texto ha de ir precedida de un breve silencio o de una oración para pedir al Señor que nos abra el entendimiento y el corazón para acoger obedientemente su Palabra.
Los textos deben leerse despacio y sin prisas.
2) Leer el texto en su contexto
La primera pregunta que debe guiar nuestra lectura es: ¿Qué experiencia de fe aparece recogida en este texto? Para ello podemos acudir a recursos muy sencillos:
• Informarnos sobre aquella época: utilizar mapas, ambientar los textos históricamente con ayuda de introducciones, comentarios.
• Recordar siempre que la Biblia es una palabra encarnada y que en ella hay que distinguir entre el mensaje perenne y lo que era propio sólo de aquella cultura (matanzas, violencia, discriminación de la mujer...). El mejor criterio para saber esto es leer todos los textos desde el mensaje y la vida de Jesús, que es el centro y la clave para leer toda la Biblia.
3) Leer para entender la vida
Después de esta primera lectura del texto es necesario exponer nuestra vida a la interpelación del mensaje que hemos descubierto. Esto supone:
La lectura del texto ha de ir precedida de un breve silencio o de una oración para pedir al Señor que nos abra el entendimiento y el corazón para acoger obedientemente su Palabra.
Los textos deben leerse despacio y sin prisas.
2) Leer el texto en su contexto
La primera pregunta que debe guiar nuestra lectura es: ¿Qué experiencia de fe aparece recogida en este texto? Para ello podemos acudir a recursos muy sencillos:
• Informarnos sobre aquella época: utilizar mapas, ambientar los textos históricamente con ayuda de introducciones, comentarios.
• Recordar siempre que la Biblia es una palabra encarnada y que en ella hay que distinguir entre el mensaje perenne y lo que era propio sólo de aquella cultura (matanzas, violencia, discriminación de la mujer...). El mejor criterio para saber esto es leer todos los textos desde el mensaje y la vida de Jesús, que es el centro y la clave para leer toda la Biblia.
3) Leer para entender la vida
Después de esta primera lectura del texto es necesario exponer nuestra vida a la interpelación del mensaje que hemos descubierto. Esto supone:
• Tener una mirada penetrante sobre las cosas que pasan a nuestro alrededor: estar atentos a las cosas que nos pasan a nosotros y a la gente que nos rodea, a los signos de cada época.
• Estar dispuestos a dejarnos interpelar por el texto y por el mensaje que se nos desvela.
4) Lectura orante
La Biblia debe ser leída en el espíritu con el que ha sido escrita, en un clima de oración. A través de ella Dios nos habla, y para escucharle tenemos que estar en la misma sintonía.
• Abrir sinceramente el corazón para acoger lo que Dios nos dice a través de su Palabra.
• Responder a Dios a través de la súplica, la acción de gracias... completando así el diálogo que él mismo comienza.
5) Lectura comunitaria
Es muy importante que la lectura personal se complemente con la comunitaria. En la lectura comunitaria se ponen en juego los diversos carismas y sensibilidades para descubrir con más plenitud el mensaje de la Palabra de Dios, porque las diversas aportaciones hechas desde diversas experiencias de vida desvelan la riqueza de la
6) Lectura comprometida
La lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Cuando nos acercamos a leer la Biblia, llevamos nuestra vida y la vida de quienes nos rodean. Al descubrir su mensaje y dejarnos interpelar por él, descubrimos que la Palabra de Dios nos ofrece un impulso para la vida, un camino de conversión. Normalmente, cuando nuestra lectura de la Biblia no desemboca en el compromiso, cada vez nos resulta más difícil de entender lo que leemos.
Fuente: www.verbodivino.es
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