Canto para la exposición eucarística, a elección.
Canto de alabanza a elección.
L. El Papa, al convocar el Año Paulino, el 28 de junio de 2007, proponía estas motivaciones:
G. Haciendo nuestras las intenciones del Papa, invocamos al Señor por intercesión de San Pablo, para que el año que iniciamos sea un tiempo fuerte para toda la Iglesia y en particular para nuestra Familia Paulina.
Beatísimo Pablo Ruega por nosotros
Tú, en quien se manifestó el Hijo de Dios,
Tú, que fuiste un instrumento elegido por Cristo,
Tú que fuiste nombrado predicador, apóstol y maestro de los gentiles en la verdad,
Tú, cuya misión estuvo acompañada de signos y prodigios,
Tú, que fuiste fiel ministro de la Iglesia,
Tú, que entregaste a los pueblos el Evangelio de Cristo y tu misma vida,
Tú, que llevabas a los cristianos en tu corazón y en tus cadenas,
Tú, que fuiste crucificado con Cristo,
Tú, en quien Cristo vivía y actuaba,
Tú, a quien nada ni nadie podía separar del amor de Cristo,
Tú, que soportaste cárceles y tribulaciones,
Tú, que padeciste heridas y peligros,
Tú, que fuiste arrebatado al cielo, cuando aún vivías en este mundo,
Tú, que ensalzaste tu ministerio,
Tú, que esperaste confiado el premio por la misión cumplida,
Cordero de Dios, que convertiste a Pablo perseguidor,
Perdónanos Señor
Cordero de Dios, que premiaste a Pablo apóstol,
Escúchanos Señor
Cordero de Dio, que glorificaste a Pablo mártir,
ten misericordia de nosotros
V. Tú eres un instrumento elegido, apóstol San Pablo.
R. Anunciador de la verdad en el mundo entero.
G. Pablo fue un docilísimo instrumento del Espíritu Santo. El mismo Espíritu viene también hoy “en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos qué pedir en la oración ni cómo pedirlo…”. Dejemos que el spíritu, con su lenguaje, interceda por nosotros ante el Padre.
La vida de Pablo, pero también la nuestra, se realiza en una corriente de gracia: Pablo se siente amado, se siente impulsado por el amor de Dios, se siente movido por la fuerza misteriosa del Espíritu que lo guía y lo prepara a vivir en la libertad.
Lectura: De la Carta de San Pablo a los Romanos (8,28ss)
A ejemplo del estilo de Pablo, que nos invita a presentar al Señor nuestros cuerpos, es decir, nuestra existencia vivida como ofrenda sacrificial, también nosotros deseamos presentar al Señor nuestra vida, la vida de todas las hermanas y de todos los hermanos del mundo, para que se consume sobre su altar como una vela y sea fuente de luz y de gracia para todos.
(Se llevan al altar cinco lámparas, que representan los diversos ámbitos de la vida paulina para que a la luz y según el ejemplo vivido por San Pablo, sean vividos con nuevo impulso, nueva consciencia, nueva vitalidad… A cada lámpara ofrecida, se canta un estribillo (ejemplo: Las manos alzadas hacia ti…).
El Señor acompaña la vida de Pablo y nuestra vida con una gran certeza: “Te basta mi gracia”, es decir, mi benevolencia, “te basta mi amor”. Convencidos de esto, Pablo llega a una conclusión paradoxal: “Gustosamente, pues, seguiré enorgulleciéndome de mis debilidades, para que habite en mí la fuerza de Cristo” (cf. 2Cor 12,10).
También nosotros deseamos expresar la fe en el poder de Dios que puede actuar más allá de lo que podemos imaginar o pensar. Sintiéndonos en el corazón de nuestro Padre y del apóstol Pablo, extendemos la oración a las dimensiones del mundo…
Canto del Padre nuestro.
Carta de San Pablo a los Efesios (3,14-19)
Al mismo tiempo que pedimos al Señor que nos bendiga, renovamos nuestra fe y en las manos del Padre confiamos toda nuestra vida.
Canto final
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