
Mediante el Espíritu Santo nos fueron dadas habilidades sobrenaturales, con la finalidad de edificarnos unos a otros, siempre en relación con los otros y en la Iglesia y con la iglesia y en el servicio de ella, en ella y para ella.
Estos dones son distribuidos por medio del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, y el calificativo de “espirituales” es una indicación de que la persona de la trinidad que más está relacionada con la distribución y el ejercicio de los dones es precisamente el Espíritu Santo.
Todo creyente puede recibir estos dones, para servirnos unos a otros y para edificarnos unos a otros, para que dios sea alabado.

Descubrimos estos dones en nosotros a través de la lectura de la Biblia, y al involucrarnos en el servicio, ya que el propósito primordial de los dones es para servir en el contexto de la iglesia. Hemos recibido dones para beneficiar a la iglesia con nuestro servicio.
Los dones son para servir al cuerpo unido, no para separar a ese

En nuestro contexto latinoamericano hay por un lado, más interés en los dones espectaculares, y por el otro, anhelo de poseer los dones públicos, como los de predicación, enseñanza, evangelismo o administración. Pocos hermanos desean los dones de servicio.

Presentemos nuestro ser entero al servicio de Cristo, continuamente, dejando que Dios nos transforme. Dejando la mentalidad y la forma del mundo, adquiriendo la mentalidad y la forma del Cristo. De esta manera podremos comprobar la voluntad de Dios. Nada es mejor que la voluntad de dios.
No debemos desviarnos de la verdadera razón de ser de los dones: servir al cuerpo de Cristo y más allá. Puesto que hemos recibido dones para beneficiar permanentemente a la iglesia, dediquémonos siempre a servir: sirve hoy mismo. Usa tus dones para hacer feliz a otros.
Fuente: La obra del Espíritu Santo en la vida del cristiano.
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