sábado, 5 de junio de 2010

Cómo ser pan partido para la vida de muchos: La Eucaristía en la comunidad religiosa I.

La Eucaristía, hace comprender plenamente el sentido de la misión, anima a cada creyente, y especialmente a los misioneros, religiosos y religiosas, a ser pan partido para la vida del mundo.

¿De que manera podemos ser pan partido para la vida del mundo?

El Papa Juan Pablo II “Misión, pan partido para el mundo” en su discurso del día mundial de las misiones, durante el año de la Eucaristía lo plasma de la siguiente manera, girando todo en torno al ikono del pan partido.

Primer ikono: Cristo pan partido

Juan Pablo II, subraya la centralidad de la Eucaristía para la humanidad de hoy. Es la respuesta que los hombres y las mujeres de hoy necesitamos.

Escribe: «En nuestra época la sociedad humana parece que está envuelta por espesas tinieblas, mientras es turbada por acontecimientos dramáticos y trastornada por catastróficos desastres naturales. Pero, como durante “la noche en que fue entregado” (1 Cor 11,23), también hoy Jesús “parte el pan” (Mt 26,26) para nosotros y en las celebraciones eucarísticas se ofrece a sí mismo bajo el signo sacramental de su amor por todos».

Signo de esperanza

La Eucaristía es, entonces, la presencia transformadora de Jesús que acompaña a sus hermanos y, por ellos, a toda la humanidad en la construcción de un mundo nuevo.

Juan Pablo II escribe: «La Eucaristía no sólo es expresión de comunión en la vida de la Iglesia; es también proyecto de solidaridad para toda la humanidad”; es pan del cielo que, dando la vida eterna, abre el corazón de los hombres a una gran esperanza».

La Eucaristía no sólo hace a la Iglesia, sino que hace a la humanidad. La multiplicación de los panes es tan sólo un signo de lo que es Jesús para la vida del mundo. En la Eucaristía Él «continúa a lo largo de los siglos manifestando compasión hacia la humanidad que se encuentra en la pobreza y en el sufrimiento». La Eucaristía tiene una fuerza que va más allá de la Iglesia.

Valor de las mediaciones

Jesús es el gran mediador. Pero el Papa Juan Pablo II se refiere a una mediación más inmediata, cercana, familiar: los agentes de pastoral, los misioneros, religiosos y religiosas. Por ellos el pan de vida está puesto en la mesa de la humanidad, listo para ser partido y consumado.

Unidos a Cristo que es el centro de la Iglesia y de la humanidad, es posible satisfacer los anhelos más íntimos del corazón humano. Sólo Jesús puede apagar el hambre de amor y la sed de justicia de los hombres y mujeres de nuestros días. Pues sólo Él tiene palabras de vida eterna que iluminan el presente. Sólo Él es el pan de vida ofrecido a todos sin distinción.

Continuará…
Autor: P. Efrem Baldasso. Misionero de la Consolata

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Estudiante de Lic. en Administración de Empresas en la Mención de Informática de la UNESR. Lider del departamento de Atención al Cliente de Tecnología Cima 24, CA. Amante de las carreras, la natación y el Mar.