sábado, 26 de junio de 2010

Pablo, un hombre del Espíritu (I Parte)

El Espíritu es quien da la vida (Juan 6,63)

En el capítulo 19 del libro de los Hechos, leemos que el apóstol Pablo llegó a Éfeso, y ahí encontró a algunos discípulos a quienes preguntó: "¿Han recibido ustedes el Espíritu Santo al aceptar la fe?" Y ellos respondieron: "Ni siquiera hemos oído que exista un Espíritu Santo".

La respuesta de estos creyentes, que eran discípulos de Juan el Bautista, según el mismo texto explica, resulta sorprendente. Pero no sólo porque parece extraña tal ignorancia acerca del Espíritu, sino porque se trata de una respuesta que muchos cristianos de hoy, de este siglo XXI, podrían hacer suya: "Ni siquiera hemos oído que exista un Espíritu Santo"; o al menos, "hemos oído hablar muy poco acerca de él".

El anuncio del Espíritu

Según el evangelio de Juan, el Espíritu Santo es anunciado por Jesús sucesivamente, en cinco oportunidades. El primer anuncio lo encontramos en Juan 14,15-17: Les daré otro Consolador para que esté siempre con ustedes. Es el Espíritu de la verdad, que el mundo no conoce, pero que ustedes conocen. El segundo, en Juan 14,25-26: El Consolador, el Espíritu Santo, hará que recuerden lo que yo les he enseñado y les explicará todo. El tercero, en Juan 15,26-27: Cuando venga el Consolador, el Espíritu de la verdad, dará testimonio de mí y ustedes mismos serán mis testigos, porque han estado conmigo desde el principio. El cuarto, en Juan 16,7-11: El Espíritu Consolador pondrá de manifiesto el error del mundo. Y el quinto, en Juan 16,12-15: Cuando venga el Espíritu de la verdad los iluminará para que puedan entender la verdad completa y les anunciará las cosas venideras.

El Espíritu es llamado por Jesús, parakletós, en la versión griega: lo que puede ser traducido como ayudante, asistente, sustentador, abogado defensor, consolador, iluminador en el proceso de la fe. El Espíritu está siempre con nosotros. Nos recuerda y nos explica lo enseñado por Jesús. Da testimonio de Jesús y nos hace sus testigos. Pone de manifiesto el error del mundo. Ilumina, es decir, profundiza el mensaje de Jesús en el corazón de los creyentes, para que alcancen la verdad completa. Anuncia las cosas venideras, ayudando a los creyentes a discernir en el presente las condiciones que permitan anticipar el futuro de Dios, esto es, su reinado.

Nos preguntamos entonces: ¿De qué manera reconocemos cada uno de estos rasgos del Espíritu en la vivencia de nuestra fe personal y comunitaria? Y más concretamente: ¿Realmente el Espíritu anima así toda nuestra vida?

(Tomado de "Noticias SS.CC.")
Enrique Moreno Laval ss.cc.

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Estudiante de Lic. en Administración de Empresas en la Mención de Informática de la UNESR. Lider del departamento de Atención al Cliente de Tecnología Cima 24, CA. Amante de las carreras, la natación y el Mar.