EL AMOR NO ACABA NUNCA
(cf. 1Cor 13,1-8)
Para mi oración
Aunque hablara las
lenguas de los hombres y de los ángeles,
si no tengo amor,
soy como una campana de bronce que suena o un címbalo que retiñe.
aunque tuviera toda
plenitud de fe como para trasladar montañas,
pero no tengo amor,
nada soy.
Aunque repartiera
todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi
cuerpo a las llamas,
si no tengo amor,
nada me aprovecha.
El amor es paciente,
es servicial;
el amor no tiene envidia;
el amor no es
jactancioso, no se engríe;
es decoroso; no es egoísta;
no se irrita, no
toma en cuenta el mal;
no se alegra de la
injusticia; se alegra con la verdad.
Todo lo excusa. Todo
lo cree. Todo lo soporta.
¡El
amor no acaba nunca!
Para mi reflexión
El quinto
domingo de Cuaresma nos lleva a aceptar en profundidad la parábola del grano detrigo,
que para dar fruto, muere y se pudre en la oscuridad de la tierra. Es la
enseñanza parabólica más profunda que Jesús nos ha dado. Contar la historia de
un grano de trigo que muere, es equivalente a contar la historia del Hijo de
Dios, que el Padre sembró en el corazón del mundo.
La lógica de
morir a sí mismo para amar impregna toda la vida cristiana y encontrar a Jesús
quiere decir comprender que Jesús es la verdad absoluta de nuestra vida. Quien
se encontró con su mirada de amor no puede hacer de su vida sino un don total
de amor a los demás. Amar quiere decir tener el coraje de salir de sí mismos,
para involucrarse un éxodo sin retorno.
Jesús mismo
nos recuerda que aquel que «ama su vida la pierde saliendo hacia la lógica del Evangelio».
El auténtico valor de una persona está ligado solamente a lo que da. Se trata
de una verdad antropológica de altísimo valor: sólo quien se da a sí mismo por
las personas encontradas a lo largo del camino de la vida, vivirá. No existe
vida fuera de esta lógica. Solamente quien “se convierte en semilla de amor en
el corazón del mundo” está destinado a dar fruto de vida eterna.
No son las
grandes realizaciones, los grandes proyectos, los grandes sistemas de
pensamiento, ni los títulos de honor los que dan vida y dignidad a la persona.
Morir a sí
mismo y a la propia lógica de la muerte, es la única posibilidad de existir.
Amar es la única forma de vida que hace al hombre más humano. Jesús, el Hijo de
Dios, justamente en su hacerse historia nos revela a cada uno la verdad más
grande: da y vivirás, ama y serás más humano, entrega tu vida por el mundo y el
Padre hará de ti otro Jesús.
Fuente: www.paoline.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario