


Es por eso que el lugar más apropiado para vivir esta vida de discípulos y misioneros es «Entre las comunidades eclesiales en las que viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo, sobresalen las parroquias. Ellas son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y la comunión eclesial. Llamadas a ser casas y escuela de comunión» (Aparecida, n. 170).
La parroquia es el lugar del encuentro vivo y pleno con Cristo que nos lleva a anunciar su palabra, ya que en la comunidad parroquial participamos de los sacramentos y de la comunión con nuestros hermanos, con los cuales vivimos comunitariamente la alegría de ser discípulos y misioneros, de ser Pueblo de Dios, de sabernos amados por Dios y unidos por el vínculo de la caridad.

Pidamos al Señor, que se quede con nosotros, que podamos conocerlo más, que podamos anunciarlo con integridad, porque nuestra vida sin Él carece de sentido, pidamos como lo hicieron los discípulos de Emaús: «quédate con nosotros» (Lc 24, 29)
Fuente: http://ggomila.blogspot.com
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